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Trail Running en la Patagonia: Aventura Franca Austral, una carrera extraordinaria

Trail Running en Patagonia Aventura Franca Austral, una carrera extraordinaria

En marzo, nos reunimos para planear la carrera de trail running en Patagonia Aventura Franca Austral que tendría lugar el 4 de agosto de 2024. Cuatro amigas runners, entusiastas del trail, con muchas ganas de enfrentar un desafío diferente. Al abrigo de un sol tibio, casi otoñal, cada ronda de mate encendió ideas, canceló temores, iluminó opciones. Cuando me tocó el último mate lavado, nuestro proyecto patagónico ya había sido incubado. Solo faltaba echarlo a andar…

Por Dra. Patricia Sruoga

A los pocos días me inscribí y empecé a soñar con esa experiencia excepcional que sería “correr con ballenas…”

De acuerdo al anuncio, esta carrera de trail Running en Patagonia Aventura Franca Austral garantiza un entorno exclusivo en la reserva El Doradillo y por ende, cupo limitado para solo 450 participantes. El compromiso de la organización es impactar lo menos posible en ese entorno natural donde las ballenas acuden para cumplir su ciclo anual de apareamiento y reproducción en las acogedoras aguas del golfo Nuevo.

En los meses previos a la carrera se impuso un entrenamiento supervisado y disciplinado, acorde con la elección de la distancia. Dentro de las 4 ofrecidas (7k, 11k, 19k y 26k) yo opté por 19k, mientras que cuatro compañeros escogieron 11k y solo una se animó a 26k. Para entonces, el grupo original de 4 ya había crecido y éramos 6 runners compartiendo el mismo sueño.

Para mí, correr 19k representaba un gran desafío porque no tenía antecedentes tan largos en carreras de trail y porque temía enfrentar los rigores del viento patagónico. Como geóloga, tuve la oportunidad de trabajar durante mucho tiempo en las provincias de Chubut y Santa Cruz, y de conocer la fuerza del viento en su máxima expresión, ya sea arrasando la estepa con remolinos indómitos o impulsando oleaje imponente en las zonas costeras. Sabía que frente al viento embravecido… ¡no hay con qué darle!

Trail Running en la Patagonia: Aventura Franca Austral, una carrera extraordinaria

Decidimos viajar unos días antes de la competencia para aclimatar las piernas y modular las emociones. Aterrizar en la Patagonia siempre me genera un torbellino de sensaciones: nostalgia del paraíso perdido, alegría de reencuentro largamente esperado, pertenencia de llegar a “mi lugar en el mundo”, empezar a extrañar antes de partir…Por eso, recorrer Puerto Madryn a pie y en bici durante los días previos me sirvió para asimilar ese menú emocional de lenta digestión.

El viernes contratamos una excursión a Puerto Pirámides para realizar el tradicional avistaje de ballenas, que nos permitió empezar a sintonizar con nuestro objetivo. Allí estaban las madres con sus bebés de varias toneladas, indiferentes (¡o no!) a nuestros celulares y cámaras, protegidos del depredador humano que durante tantos años llevó adelante la más aberrante cacería. Fue una tarde de clima apacible, con proa hacia el asombro, navegando entre ballenas con raras incrustaciones, lobos en plena siesta y cormoranes en estado de alerta. Aprendimos y disfrutamos en la contemplación de esa fauna marina tan diversa y aun así, en convivencia armoniosa. El tour llegó a su fin en El Doradillo, cuando la tarde empezó a estirar las sombras y la luz tiñó las piedras de barniz dorado. Tuvimos apenas un ratito para realizar un rápido avistaje desde la orilla y pactar el próximo reencuentro. Esta vez la ronda de mate tuvo sabor a proyecto casi cumplido y cada uno atesoró en silencio la magia de ese momento.

El sábado, es decir el día anterior a la carrera, arrancamos con un lindo trotecito por la playa. La marea baja desnudó una superficie irregular de arena y canto rodado, montículos de algas verdes y charquitos de espuma salada abandonados por el oleaje. Con precaución para evitar torceduras y respirando un aire impregnado de “bicho de mar”, recorrimos el trayecto hasta el hotel Rayen Tray, sede de la carrera, donde tuvo lugar la entrega de kits. Momento de comunión con el resto de los participantes, apuro por vestir la remera reglamentaria, abrazos de aquellos reincidentes, curiosidad y adrenalina para los debutantes. Fotos y más fotos para inundar las redes sociales, jugar a “hacer podio” (¿porque no?) anticipando el resultado…

Trail Running en la Patagonia: Aventura Franca Austral, una carrera extraordinaria

El domingo saltamos de la cama mucho antes que el sol de su cuna atlántica para llegar con tiempo a los micros estacionados frente el muelle Luis Piedrabuena, que nos trasladarían hasta la zona de largada en la reserva El Doradillo. Optamos por vestirnos con varias capas para enfrentar al frío invernal, pero sabíamos que el entusiasmo y la adrenalina resultan ser siempre el mejor aislante térmico. Amaneció antes de llegar a destino y a lo largo del trayecto por el camino de ripio pudimos divisar bahías, playitas de canto rodado, acantilados y cañadones. Quise traer al mundo real el circuito publicado sobre la imagen de Google Earth que había consultado tantas veces para tratar de visualizar las partes más difíciles pero la majestuosidad del paisaje disolvió el intento y decidí que la sorpresa me guiara como faro confiable.

Trail Running en la Patagonia: Aventura Franca Austral, una carrera extraordinaria

La largada, en la playa de las Canteras, fue diferente en comparación con otras carreras de trail. Nada de música altisonante, ni megáfonos para la cuenta regresiva, ni conductores gritando a voz de cuello. En cambio, esos minutos de apiñamiento detrás del arco, sintiendo la respiración del corredor vecino en la nuca, ajustando el Garmin y chequeando cordones, transcurrieron en silencio de misa para no perturbar a las ballenas que a lo lejos ensayaban acrobacias matinales. Más aún, entre las recomendaciones figuraba evitar correr con música para poder disfrutar a pleno de los sonidos de la naturaleza. En mi caso, ya había decidido que eso no era posible porque para mí hidratación y una buena playlist son los pilares fundamentales de un buen desempeño, pero… ¡el destino quiso que tuviera que correr sin música!

La carrera se inició por el camino de ripio y antes de completar el primer kilómetro, el sendero apenas marcado nos condujo a orillas del mar. El siguiente tramo de playa, de 2 kilómetros aproximadamente, me demandó mucha precaución y cuidado de la pisada porque, por un lado, el sustrato de canto rodado suelto es bastante traicionero y por el otro, las ballenas atraían mi atención todo el tiempo. Varias veces me detuve para esperar algún salto espectacular y poder fotografiarlas (no siempre con éxito). Si bien el circuito había sido identificado con cintas de colores según la distancia, se sumaron banderilleros para evitar que la gente equivocara el camino y se perdiera. Uno de ellos fue el responsable de guiarnos hacia el “médano”, el primer desnivel importante que tuvimos que sortear los corredores de todas las distancias.

Tanto el ascenso como el descenso en arena suelta significó exigencia de piernas y puse a prueba el entrenamiento de cuestas de Io Running en Bernal durante los meses previos. A esa altura, había completado los primeros 5 km de la carrera, el sol estaba alto y reparé que no corría viento, ese monstruo tan temido y me dije a mí misma: “Patricia, esta puede ser la mejor carrera de tu vida, así que dale nomás” Como tenía calor me despojé de la camperita, tomé un trago de agua que llevaba en el chaleco y retomé la marcha a buen ritmo con la firme intención de disfrutar cada kilómetro restante.

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El siguiente tramo de ripio fue más despejado ya que los participantes de 7 y 11k pegaron la vuelta, más aburrido porque estaba flanqueado por una monótona estepa de coirón, pero también más desafiante para apurar el ritmo y quizás (¿porque no?) bajar los tiempos y conseguir un lugar en el podio. En el kilómetro 8 el puesto de hidratación fue como la Coca-cola en el desierto: alucinación a lo lejos y realidad anhelada de cerca. Buen surtido de agua y bebida isotónica, gomitas y gajos de naranja. Un excelente shot de energía para encarar la última parte de este tramo en subida. Al avistar nuevamente el extenso océano, mi Garmin me aseguró que había completado los 10k y tuve ganas de llorar de emoción, pero decidí ahorrarlas para más adelante (sobre todo, para no deshidratarme) y me largué con soltura esquivando matas por un tramo de reconexión con el camino de ripio, esta vez pendiente abajo hasta llegar a un profundo cañadón que me obligó a retroceder por haber equivocado la senda. Gracias a las cintas de colores retomé la dirección correcta y después de recorrer un corto tramo por el camino de ripio, el banderillero apostado me señaló un desvío para descender los acantilados y llegar a la playa nuevamente y así desandar los kilómetros restantes.

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En este sector de la costa patagónica, los acantilados documentan eventos geológicos súper importantes como son las transgresiones marinas en la era terciaria, es decir cuando el mar invadió el continente dejando como mudo legado bancos de Ostrea, un “caracol” que habitaba los mares hace más de 10 millones de años.

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Durante el breve descenso, me zambullí en la historia geológica del golfo para reflotar en la orilla actual y saludar a mis amigas, las ballenas. Esta porción de playa, también de canto rodado suelto, como el primer tramo, resultó tener mayor pendiente y por ende, mayor grado de dificultad. Esto, sumado al cansancio, me hizo bajar el ritmo. En ese momento evalué caminar, como otros corredores, pero la meta estaba aún muy lejos y decidí seguir a trote suave.

Trail Running en la Patagonia: Aventura Franca Austral, una carrera extraordinaria

Aproximadamente en el kilómetro 14 abandonamos la tortuosa playa para recorrer los últimos 5k de relieve accidentado. El arco de llegada parecía alejarse en cada curva, cada nueva subida, por pequeña que fuera, equivalía a un ascenso al Aconcagua después de 2 hs largas de carrera. Cuando ya no daba más, recurrí al tanque de reserva de la voluntad y me dejé llevar por el último impulso.

Trail Running en la Patagonia: Aventura Franca Austral, una carrera extraordinaria

Atravesar el arco de llegada fue abrazar ese sueño largamente imaginado. El regreso a Madryn sirvió para desmenuzar emociones, despedirnos de las ballenas y alumbrar el renovado sueño de repetir la experiencia de trail running en Patagonia Aventura Franca Austral

Trail Running en la Patagonia: Aventura Franca Austral, una carrera extraordinaria

Dra. Patricia Sruoga
Investigadora de CONICET
y geóloga de SEGEMAR

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Alejandro
Alejandro
abril 19, 2025 22:46

Hermosa nota que me dan ganas de vivir la experiencia de trail en nuestra querida Patagonia Argentina. Felicitaciones y gracias por compartirla Patricia.

Gabriel
Gabriel
abril 20, 2025 16:19

Hermosa nota … la narración nos sumerge viendola prácticamente en persona …. Hermoso el sur y sus lugares

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